19 de abril de 2007

¿Y el vago era yo?

Y yo me tenía por vago. Al lado de algunos soy un hiperactivo crónico. Un Plurilópez del periodismo y la intelectualidad (perdón por la contradicción). Ya saben que en Canarias un asesor del candidato López Aguilar ha plagiado todo el programa electoral de Ciutadans de Catalunya. Lo han puesto de patitas en la calle. Qué injusticia. No olviden que a Ana Rosa Quintana le pillaron por copiota en su novela y, en recompensa, le dieron un programa de la tele y una revista en cuya portada, cual Mortadelo pero con más glamour, siempre sale ella ora vestida de lentejuelas ora de lagarterana. La divina Lucía Etxebarría también acostumbra a beber de otras fuentes y, olvidadiza que es una, escamotear al autor de la idea. Debe ser que le parece absolutamente increíble que alguien, además de su portentoso ego, pueda pergeñar una brillante reflexión. Acaso puedan creer que se sienten algo avergonzadas. Quiá. Tan panchas, oiga.


Y ahora este pobre hombre paga el pato de esta costumbre tan española y además en un programa electoral que, como todo el mundo sabe, no se lo lee ni quien lo tiene que defender. Al parecer se le debió olvidar cambiar las tapas y ahí se desató el escándalo. Recuerden que el candidato de Ciutadans posó en pelotas en el cartel de la campaña. A punto estaba López Aguilar de desprenderse del tanga y hacer lo propio, acostumbrado a los delirios de los creativos, cuando alguien le debió advertir que no tenía mucho sentido en el archipiélago proponer unas subvenciones para la butifarra. En todo caso para los plátanos. Lo peor de que te pillen en las maravillosas islas es que tienes que pasar una hora más de sonrojo por aquello del cambio horario.


López Aguilar se ha apresurado a pedir perdón por el desliz y a prometer que las próximas medidas serán de elaboración propia. Es decir, señores votantes, puede que sean absurdas pero serán nuestras. A ver si es que las plagiadas eran sensatas, que ya digo que yo, de política y de sexo, lo justito, y por ese orgullo mal entendido ahora ofrecen una sarta de gilipolleces por mucho que hayan registrado la patente. Al menos se aseguran, eso sí, que nadie en su sano juicio se las va a plagiar.


Lo cierto es que el señor asesor tiene delito. Fíjense si será vago el prenda que, por apellidarse, se apellida Pi ¿Para qué más complicaciones? No se crean que se molestó en colar alguna de su cosecha. Se plagió las ciento veinticinco aunque, como atenuante, admito que encontrar ese número de ideas en determinados políticos se debe antojar misión imposible. Por ejemplo ¿cuántas ideas le concede usted a Martínez Pujalte? ¿Alguna buena? Pues eso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La cagada del candidato canario, es mayor que la del lince.Con lo que cobran los mamones por no dar palo al agua.

paredes

Paco dijo...

¿Quién habrá sido el tío que se habrá leido "los dos programas" para darse cuenta? A ese hay que darle un premio.

Anónimo dijo...

Un premio hay que darle al público, a los votantes que aguantamos esto...
¿Para cuando una ley que castigue estos comportamientos? Que dimita o le echen es lo de menos, por ley a la cárcel!
Al igual que los que mienten siendo conscientes totalmente de sus mentiras...