23 de marzo de 2007

Un adelantado a su tiempo


Sólo los adelantados a nuestro tiempo, los profetas de la modernidad, sabemos lo que es pagar el peaje de la incomprensión. Me pasó a mí cuando auguré el éxito de los dados de peluche colgados en el retrovisor del coche. Ahora es el consejero de Sanidad de Espe quien sufre en sus propias carnes el vilipendio de la carcundia. Don Manuel, que así se llama el hombrecillo, ha enviado una carta a un bebé de un mes en el que le relata con todo detalle el paraíso sanitario que le aguarda por haber tenido la inmensa suerte de nacer en Madrid. Ha sido saltar la noticia y ya han saltado a la chepa de este ejemplar gestor. Que si la propaganda no tiene límites, que si es vergonzoso, que si sólo falta que manden telegramas a los perros para recordarles el día de las vacunas, que mejor harían en gastar es dinero en camas de hospitales y bla, bla bla. Menudencias. Tontunas propias de las estrechez de miras de quienes viven anclados en el oscuro pasado del medievo. Lamela es un tipo previsor. Un iluminado. Así se entiende que, con las listas de espera de los hospitales que hay, porque las hay, el bebé de hoy pueda ir pidiendo la vez para operarse de agmídalas cuando se transforme mañana en un pizpireto adolescente ¿A qué ahora si lo ven? Es cierto que el nene tardará unos años en entender la carta en la que le hablan de presupuestos y millones de euros, pero quien sabe si el esfuerzo que necesitará para descifrarla mientras ve Los Lunnis y exhala sus primeros eructitos no le convertirán en un superdotado. Por más que le doy vueltas no encuentro más que ventajas. Por lo visto, en la misiva se asegura que en Madrid la suerte de ponerte enfermo es prácticamente equiparable a que te toque la bonoloto. Y luego Espe sanciona a las compañías de móviles por publicidad engañosa. Le dijo la sartén al cazo. Si no me lo tomara con humor sería el primero en tener que ir a urgencias por un retortijón estomacal originado por la desvergüenza de algunos. Es una lástima que no todo lo puedas aliñar con una sonrisa. La misma Sanidad madrileña que envía cartas a los bebés para contarles mentiras 'olvida' contarles a los mayores sus terribles verdades. A un hospital se le 'pasó' durante ocho meses informar a un paciente de que padecía un cáncer. Su mujer se enteró por casualidad ¿A qué esto ya no tiene puta gracia? ¿A qué ahora lo único que compartimos es una gran indignación?

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