20 de enero de 2007

Dimisiones a granel

Sin duda debe ser el mal de altura. No encuentro otra explicación para que todos los ministros bolivianos renuncien de manera voluntaria a su cargo. Digo que debe ser que no les llega bien el oxígeno a las entendederas porque no me digan que no es insólito verles a todos dimitir juntitos como los hermanos Dalton. Ya lo es uno por uno. Tanto elogiar a la madre patria y luego no nos hacen ni puto caso. Vaya ejemplo. Y no se crean que lo hacen por fastidiar. Qué va. Dicen que se van para ponerle las cosas fácil a su presidente Evo Morales. Ríanse ahora de su jersey. Qué falta de ética política. Pone uno el listón a esas alturas y a ver luego cómo justificas que, una vez cesado, haya que llamar a las geos para desalojarte del Consejo de Ministros ¿No se han fijado en los surcos de uñas que quedan en la mesa de arrastrar de los pies a los ex ministros? Dirán que soy un exagerado. No lo niego, pero si me quieren recordar el reciente ejemplo de Bono ya les adelanto que no me vale. A Bono habría que pedirle no ya que dejara de ser ministro sino que dejara de tocar... Pues eso, que no me vale y punto. No nos vamos a engañar. España nunca ha sido el paraíso del dimisionario. Y eso que, por supuesto, ninguno se quiere aferrar a su cargo. Qué alivio. Aquí pillas a un alcalde bajo sospecha y lejos de admitirlo (no les digo nada a qué distancia de pensar en pirarse) clama que hay un complot contra él y su partido ¿No han oído vociferar a ese elemento? Sí, el alcalde de Alhaurín. 'En la república bananera de Zapatero, la gente honrada va a la cárcel y los de la ETA están en la calle'. Si quieren apuntar la cita para el Myrga les doy tiempo. Pues nada, le trincan por presunto, suelta esas barbaridades y el pueblo le jalea y hasta come con codo con el mismísimo Mariano. Ahora que lo pienso ¿No sería la consigna del día?

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