A ver si la jodemos. Uno que de por sí es poco patriotero no quiere verse en el dilema de renegar de alguno de los valores que admira de su país. Un nutrido grupo de tipos se han reunido en un congreso para diseccionar nuestros horarios de trabajo. Congreso de Horarios Racionales lo han llamado los gachós. Como cabía esperar somos tardones, gañanes, escaqueadores potenciales, comemos como gorrinos, nos tiramos hasta las tantas en la sobremesa y cuando subimos a la 'ofi' por la tarde, con una modorra de tres pares por el chupito de orujo, la Europa avanzada y de vanguardia ya está en casita preparando los cereales antes de irse a la piltra ¿Y qué? Para concluir eso no hacía falta un simposium. Hubieran llamado a cualquier centro de trabajo decente a la hora del cafelito o las cañas y se habrían dado cuenta de que allí no hay nadie. Como debe ser. Yo creo que el error es de raíz. Estos estajanovistas se justifican en el objetivo de ser más productivos ¿y quién les ha dicho que queramos serlo? ¿Usted ha oído a alguien en el curro clamar semejante memez? Sin embargo, ¿cuántas veces se ha oído a usted mismo o al compi de al lado vociferar aquello de 'a ver si me toca una primitiva de una puta vez y les dan por el culo a todos'? Centenares. ¿Existe una mejor radiografía de un país? Me indigna que velen tanto por mis costumbres. Un servidor, que no se haya laboralmente desbordado, lo que desea es tumbarse a la bartola en la playa, leer algún librito, escribir los suyos y, entre capítulo y capítulo, pedirse un tinto de verano y una de chopitos. Señores, me dejen en paz. Aquí ya tenemos a ídolos de la productividad que compensan mi vaguería y la de tantos otros. Miren a Paco el Pocero. De un secarral produce cinco mil viviendas en un santiamén. Y encima le ponen a escurrir al tío ¿En qué quedamos? Además, he de añadir en nuestro descargo que los europeos que vinieron del frío, se van a casa a las cinco porque tanto trabajar les ha obstruido el riego cerebral. Si ellos supieran de la siesta de moscas y babilla, de las jarritas escarchadas de cerveza en la terraza a eso de las ocho y de las cenas a las once de la noche, como tiene que ser, pues se nacionalizarían españoles y sería productiva Rita la Cantaora. Nos ha jodío. Y además, decirles a los señores congresistas que, ni por mí ni por muchos otros, se coarten. Si ellos quieren ser más productivos e incluso trabajar por mí no seré yo quien les ponga impedimento alguno.
Paco Miranda, «pianista de oído», in memoriam
Hace 1 semana
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