3 de junio de 2006

En torno a Auster

Dice el gran guionista Rafael Azcona que los premios han de ser discretos y bien remunerados. Si me he demorado en aportar algún comentario sobre la concesión del Principe de Asturias a Paul Auster ha sido, además de mis dudas sobre si salir o no a dar la cara, porque el galardón me ofrece, en general, mucha lentejuela y escasa fiabilidad. No voy a dar nombres concretos, que queda feo, pero la lista de ilustres es manifiestamente mejorable. También tiene que ver en mi aversión mi nula adhesión monárquica y una ceremonia rimbombante en la que no sabes si vas a recoger un premio o a un funeral de Estado. Hay cierta tendencia, bastante extendida, a descalificar la calidad de algún artista de manera paulatina y proporcional a sus índices de éxito entre lo que se conoce como el gran público. Es decir, si vende mucho o le conoce tu vecino del cuarto después que tú como que te da coraje y ya empiezas a sacarle alguna pega. He seguido a Auster desde sus inicios, tengo toda su bibliografía y no sólo la tengo sino que la he leído. Me parece un estupendo escritor que, con el paso de los años, y debido a esa simbiosis entre cine y literatura ha derivado en su narrativa hacia una técnica de guión que invita a pensar que cada novela suya está pensada de antemano como una posterior película. No es en sí una crítica ya que Auster también ha demostrado ser un cineasta más que estimable, es guapo, su mujer más y, como no podía ser menos por cosas de la genética, su hija Sofía es cantante y una belleza. No sé por qué pero escrito así todo seguido como que le tomas un poco de manía porque, además, para envidia de muchas de mis amigas, tuve la suerte de verle hace ya unos años en una conferencia en el Bellas Artes, y es también simpático. Al menos espero que por lo menos tenga gases o se le escape algún eructito de vez en cuando. Todo lo dicho ni quita ni pone méritos a la concesión del premio que, ya digo, me importa una higa. Pero iba yo, con la excusa de la terna que optaba al galardón, a ensalzar la figura de Philip Roth que me parece un escritor mayúsculo y que se ha quedado fuera. No digo que Auster no lo merezca pero la edad de Roth y, como es lógico, la madurez de su obra, grande, quizás le hubiese hecho acreedor del premio, sobre todo, que a mi es lo que me importa, para que fuese más conocido en España y se pudiese disfrutar de sus novelas. No ha sido así, pero aquí dejo mi pequeño elogio para que alguien se anime a disfrutar con su narrativa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por lo visto había división de opiniones en el jurado, y les costó decidirse por Auster.Sinceramente, no he leído nada de ninguno de los dos autores que mencionas, luego no puedo opinar.A ver si me jubilo y leo algo más.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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