13 de mayo de 2006

Última hora

Andaba remoloneando en el sofá disfrutando de mi condición de Rodríguez (mi perro está pasando unos días de asueto, de más asueto todavía del que disfruta a diario, en casa de mi madre) cuando el rótulo que aparecía en la parte inferior de la pantalla me ha sobresaltado. Hace no demasiado tiempo este recurso se utilizaba para dar cuenta de alguna noticia de impacto de última hora ya fuera algún asesinato de estadistas, estallidos de conflictos armados, un nuevo embarazo de las infantas que ya se retiró porque dejó de ser noticia o triunfos épicos de algún deportista español. Pues es cierto aquello de que los tiempos adelantan que es una barbaridad. Ni siquiera me ha dado tiempo a saber qué programa era pues ha sido tal el estupor causado que he dejado el mando (el garfio de la modernidad) sobre la mesa y, tal y como me pedía el programa, he esperado unos minutos a ver el evento. Voy al grano. El rótulo decía, más o menos, que dentros de unos minutos ofrecerían la embestida de una vaquilla a una octogenaria durante alguna de nuestras ancestrales y poéticas fiestas patronales ¿Cómo no va a esperar uno a contemplar en toda su magnitud tamaño acontecimiento? Aquello de la llegada a la Luna cuando se dijo, más o menos, que pisar ese planeta era un pequeño paso de un hombre pero un gran paso para la Humanidad, se quedaba a la altura del betún. Además cada día estoy más convencido de que aquella pantomima se realizó al lado del estudio donde grababan a Bugs Bunny pero esa es otra historia. A Trini, que así se llama la heroína pues, a Dios gracias, vivió para contarlo, se la ve encaramada a una valla de madera junto a recios mozos y algún aldeano de su quinta. De repente, la vaquilla, muy probablemente hasta sus partes nobles del vacile que se traían con ella, entra en el recinto y voltea a Trini una y otra vez. La angustia del momento es indescriptible. Un tipo greñudo se lanza a por la vaquilla, la coge la cornamenta y ayudado por otros logran reducirla de manera ilegal sin que por supuesto medie juicio alguno como en el caso Bono. Después de esta sobrecogedora grabación, aparece Trini, muy acicalada y vestida de domingo, para contar al intrépido reportero cuál fue su sensación. La embestida, nos informa, fue hace ya cuatro años atrás y Trini, sin mover un mechón de la permanente, dice solemne que, por lo menos, el susto ya se la ha pasado. Hay que reconocer que debió ser morrocotudo para precisar ese periodo de tiempo que también aprovecho para madurar sus declaraciones. No se lo pierdan la próxima vez; no sé qué programa es pero como casi todos son parecidos de algún evento similar seguro que serán testigos. Cómo añoro el UHF.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Y por el lujo y los diamantes,
la sevillana quedó prendá,
y entre los brazos de aquel amante,
marchó de España la Triniá"

Aquella Trini, fue más lista, en caso de tener contacto con los cuernos, debió ser de otra índole.
Aunque no saliera en la tele.

cambalache dijo...

Buena coplilla. Por su aspecto me parece que el único contacto cuerniforme fue el del sofocón que se llevó. Un saludo