30 de abril de 2006

Un poco de envidia


No descarto que este exordio me cueste un torrente de insultos y exabruptos justificados, recordatorios escatológicos sobre mi santa madre pero es que mi maldad no se resiste a la tentación de clamar al mundo que, si Dios quiere y el tiempo no lo impide, dentro de pocas horas mi esbelto cuerpo ornamentará la maravillosa playa que tenéis a vuestra izquierda. Sin duda para mí única por muchos motivos, por su belleza, por los recuerdos que me trae, y que no excluyo pormenorizar alguna tarde en el Diario de Patricia, y porque regresar siempre a Monsul es una sensación especial. Sólo pensar que cuando todos regresen del puente después de soportar atascos kilométricos yo iré en sentido contrario me produce una mezquina felicidad. Sin necesidad de aguantar el gentío ni a los niños con la puta pelotita que te ciegan con la arena al dar sus pataditas ni ver cómo la maravillosa arena se puebla de sombrillas de publicidades varias. Allí tumbado, sin hacer absolutamente nada. Bueno, prometo explayarme desde allí si algo merece la pena y no daros mucha envidia aunque en el fondo disfrutaría haciéndolo. Un saludo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues nada, a disfrutar de la naturaleza y a vivir que son dos días.

Anónimo dijo...

Pues fíjate, aquella zona para mí también está dentro de mis lugares únicos. Una verdadera envidia por dos motivos: primero por la pura sensaciòn de no hacer nada, y segundo por la posibilidad que vas a tener de emborrachar el alma con las bellas sensaciones que provoca aquel lugar.. Uff, lo que daria por marcharme ahora, ya,.. Imagino, el camino que hay que tomar para llegar a Monsul "sin coches", ¡que lujo!
Por tanto, disfruta a tope que esto va muy deprisa..
Besos.