Este tipo que está a su izquierda (qué paradoja) era un mal bicho. Ya puede esta tropa de revisionistas de la historia decir lo que les dé la gana. Le he calificado de mal bicho pero podría haber ido mucho más allá. Sólo mi esmerada educación impide en esta ocasión colocar en sus justos términos los muchos adjetivos, ninguno bueno, que merecería el excelentísimo tirano. Supe que era mal tipo justo en el momento de su muerte cuando en el colegio nos dieron tres días libres. Lo tomé como una celebración del deceso. El domingo hará 30 años que palmó y al echar la vista atrás te das cuenta de qué deprisa se han pasado estos años en libertad, con sobresaltos y problemas, y, por el contrario, qué lenta y tortuosa resultó su larga etapa de oscuridad, represión, censura, sangre y asesinatos. Por este tipo muchos de nosotros no tuvimos cerca nunca la mano del abuelo, por él crecimos, aunque éramos muy pequeños, en la doctrina de la Formación del Espíritu Nacional. Y encima le hemos salido rana, caudillo. Por este tipo uno detesta los autoritarismos, el suyo y el de otros, el se hace por mis cojones, aquello de la letra con sangre entra, por usted y los suyos nos hemos matado a pajas y no nos hemos quedado ciegos. Todo lo contrario; ya adolescentes, en aquellas primaveras de los primeros años de libertad, vimos con nitidez absoluta que usted, los suyos y sus herederos que todavía quedan han sido una absoluta lacra para este bendito país. Usted nos sumió en el miedo y las tinieblas. Por eso ahora que se ha puesto de moda el revisionismo y, según algunos iluminados, a su lado la madre Teresa de Calcuta es un absoluto ogro, no está de más recordarlo. Para estos individuos que se empeñan en reescribir la historia sobre miles de cadáveres que ignoran únicamente pido la más radical indiferencia. Acaso sea el antídoto más eficaz contra la estupidez más absoluta.
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