15 de julio de 2009

EL ARROJO DE MARIANO

Ya sé que les importa un huevo. A buen seguro el mismo que servía a Camps para referenciar al Bigotes cuánto le quería. Sé, incluso, que estas cosas llenan las urnas de votos. Sin embargo a mi me vacían mi ya alicorta confianza en la seriedad de la política. Desconozco qué nota sacó Mariano en las oposiciones a registrador de la propiedad, pero en las de opositor a Moncloa aquel 'cero patatero' que legara Josemari como una de sus mayores contribuciones a la sociedad se le queda generoso. Que tenga que salir disfrazado de lagarterana para que no le reconozcan a la salida de Génova los periodistas o esperar a que caiga la noche cual forajido para que no le toquen los atributos con Bárcenas evidencia sin duda su grandeza como estadista in pectore. Todo arrojo. Todo decisión. Eso sí que es mirar los problemas a la cara. Coger al toro por los cuernos. Debe pensar que, como él, anda todo el mundo pendiente del Tour y que, llegados los Alpes, ya nadie se acordara de los marrones que le acechan. La chulería del tesorero, el mismo que dice que, de irse, si se va, lo hará a su antojo, es decir cuando le salga de los huevos, minuto arriba minuto abajo, contrasta con la pusilanimidad absoluta de Mariano. Ni le echa ni le deja de echar. Ni don Luis es el hombre más honesto de España como lo es Camps ni deja de serlo. Le preguntan por él en casa y les dice la hora o que están muy buenas las acelgas. Una de dos. O no se ha enterado o tiene el esfínter alterado por las cajas que se llevó Bárcenas. Al parecer no son de los polvorones sobrantes de la última Navidad. Aquí la única que raja al momento, y en esta ocasión histórica se lo aplaudo, es Espe Aguirre. Pa' chula yo. Y hace bien. Eso sí, que tampoco tiente a la suerte a ver si las cajas de Bárcenas son como los huevos Kinder y guardan más de una sorpresa. No sé si, con este calor y en día de inicio vacional, es lo más adecuado recordar que, a poco que lo pienses, esta democracia nuestra es a veces de tan chichonabo que mejor tomarla por la risión que es y no por el asunto serio que pretende ser. Resulta que la moda del 'no hay preguntas' ha arraigado tanto que en vez de periodistas a las ruedas de prensa hay algunos medios que barajan enviar a mensajeros para que se traigan en la Vespa el discurso del señorito. Y eso no sólo vale para el PP en Gürtel. También para el Gobierno. A poco que se pensara, aunque tampoco es cuestión de pedir grandes esfuerzos, en la primera ocasión que se hubiese dado este hecho lamentable no debería haber quedado en la sala ni un solo redactor. Si no hay preguntas no hay periodistas ¿Tan difícil es de entender? Claro que después de leer ese ejercicio de patetismo de Camps tratando de evitar preguntas incómodas tras su encuentro con Pepiño Blanco casi mejor que ni haya preguntas ni, sobre todo, haya respuestas.

1 comentario:

paredes dijo...

Nunca, y menos un día tan señalado como hoy ,se debe decir de Mariano que no tiene arROJO.Con aENCARNADO queda más chuli piruli.