17 de febrero de 2009

SERAFÍN QUÉ PILLÍN

Dice Güemes que la cacería de Pin Garzón y Pon Bermejo recuerda a los tiempos de Franco. Hay que ver. Tan insultantemente joven y tan tremendamente nostálgico. Qué no le habrá contado su suegro de aquellos días gloriosos aunque, a decir verdad, don Carlos no se ha dado muy por aludido por la llegada de la democracia. La única diferencia es que lo que hoy son presuntos chanchullos antes eran trinques ordinarios. No muy lejos de Castellón, ese vergel donde Fabra se adecenta sus múltiples cuentas corrientes, opera un colega de Juanjito, de nombre Serafín y también consejero, que lleva diez años dando a dedo contratos a las empresas de unos colegas. Serafín Qué Pillín ni siquiera se ha molestado en atribuir esta denuncia a un complot socialcomunista que busca acabar con su carrera y, de paso, con las exportaciones de clementinas valencianas. Dice con un aplomo estremecedor que es cierto pero que no ve el problema. Por supuesto que no 'Sera', por supuesto que no majete. Mucho mejor dárselo a los amigos que a unos desconocidos. Qué cosas tiene este país de envidiosos y correveidiles. El hombrecillo argumenta además que se trata de contratillos, menudencias contables que no van a ningún sitio. Bueno, sí. A la cuenta de resultados del chiringuito en el que, por cierto, él también tiene un crédito que salda de manera conveniente a través de contratos públicos. Lo normal, vamos. De todos modos, por mínimos que sean, garbanzo a garbanzo durante diez años al final te da para un buen cocido. Al presidente Camps, esa gran esperanza blanca que junto a Esperanza Aguirre iba a mandar a Mariano a escardar cebollinos allá por su Galicia natal, le salen tantas trampas que deja a las películas de chinos a la altura del neorrealismo italiano. No descarten que este año no ardan ni las Fallas. Recuerden que ya no está el 'Bigotes' para contratar los petardos.

1 comentario:

Likuid dijo...

La que se está liando...