20 de febrero de 2009

LA MARQUESA ESTÁ INDEFENSA ¿QUÉ TENDRÁ LA MARQUESA?

Uno puede ser resuelto en la vida, atrevido, si me apuran hasta caradura. Más allá sólo queda ser dirigente del PP o, ya en la galaxia de la desfachatez más absoluta, disfrazarse de Esperanza Aguirre ahora que es tiempo de máscaras y chirigotas. La marquesa está indefensa ¿qué tendrá la marquesa? Con la televisión pública de felpudo, con una mayoría absoluta que utiliza con el mismo tacto que Luis XVI, con sus nefastos tejemanejes en la educación y la sanidad, con una presidencia del Parlamento sometida a su soberbia, con la vida más que resuelta que ve pasar en sus ratos libres desde las balconadas de su céntrico palacio. Con todo y con eso Espe se siente indefensa. Entonces ¿cómo deberíamos sentirnos los demás? ¿Cómo los familiares de los enfermos que se agolpan en los pasillos? ¿Cómo los padres de los nenes que no tienen plaza en las escuelas infantiles? ¿Cómo los miles de hogares que no cuentan con ningún ingreso mientras ven cómo consejeros y allegados se lo llevan muerto? Lo malo no es que no me guste su política, aspecto siempre opinable, lo peor es que no me gusta nada que insulten nuestra inteligencia. La Asamblea de Madrid antes se conocía poco. Ahora se conoce mucho porque es lo más parecido a una taberna portuaria. En versión institucional eso sí. Los dos partidos mayoritarios, porque el tercero que está representado mantiene el fondo y las formas aunque se le pague con una ley electoral estomagante, se lo tendrán que mirar. Si en las próximas elecciones votan menos ciudadanos, en vez de echarse las manos a la cabeza que revisen los vídeos de las trifulcas del Pleno. Quién saber si con ello no se harán una idea de las razones. Bien es cierto que en la sesión de ayer todo surgió por una falacia de la señora presidenta que se negó, con la connivencia de su homóloga parlamentaria, a rectificar. Una cosa quizás no justifique la otra aunque uno entiende el acaloramiento. Ella no rectifico porque ella no es de rectificar. Ella está más para que sus súbditos, en nómina como consejeros, la adulen y le digan lo bien que le quedan hasta los calcetines. Ella está para llegar en calesa a su despacho de la Puerta del Sol mientras el populacho la aclama como la reinona que es. Ella es marquesa consorte o con suerte y nosotros madrileños sin ella. Ya sé que luego la votan, pero eso no cambiaría ni una coma. Estoy en mi derecho a pesar de Espe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Las crisis son como los laxantes: limpian allí donde hay suciedad. Saludos.

paredes dijo...

La marquesa tiene "mu mala follá"