Desde hoy gozo de unas inmerecidas vacaciones. Ando algo perezoso pero no hay nada como herir el orgullo profesional de uno para despertar de este letargo. Leti se ha mosqueado porque en Pekín un periodista latinoamericano la tomó por una simple colega de oficio. Estupefacta por ese imperdonable error exclamó 'yo soy una princesa' mientras el plumilla apuraba el corrusco del bocata y mascullaba un 'sí bonita sí, y yo descendiente directo de Moctezuma'. Es lo que tiene ir con una acreditación de los Juegos Olímpicos en vez de con una diadema de diamantes. Quiere ser una campechana y al final la confunden con una cualquiera. Qué digo. Con algo mucho peor: con una periodista. Encima a ella que hasta se vio obligada a casarse con un príncipe para abandonar esa vil profesión. Lo que tiene que aguantar una. Ya que estaba en faena podría haber salido del paso diciéndole al hombre que cubría los Juegos para 'La Gacetilla de la Zarzuela'. Al tipo, a buen seguro, le importaría una higa tanto una cosa como la otra. De todos modos, Leti debería entender que, pese a su galanura y prestancia, así, con el polo rojo y la tarjeta colgada de su real pescuezo, es difícil distinguir a una princesa o a un príncipe del encargado del mantenimiento. A lo peor le dolió que su fama no haya traspasado de manera adecuada las fronteras de Europa. Tanto ir a las tomas de posesión para nada.Bueno sí; para gastar nuestro dinero.
100 años de radio, un siglo de magia
Hace 4 semanas
1 comentario:
¿Acaso no la enseñó buenos modales su gran maestro y prohombre, ese de cc...oo?
Que pena.
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