27 de junio de 2008

UN AGENTE INTACHABLE

Como en Madrid el único hecho diferencial reconocido son los callos el Ayuntamiento ha decidido sumar otros exotismos a la ciudad. Así, le han concedido la medalla al mérito policial a un oficial acusado de falsificar actas y de arengar a sus agentes a que incumplieran la ley además de figurar su nombre en sospechosos tejemanejes en el espinoso asunto de las licencias de locales. Nada nada. Sólo falta que nombren Defensor del Menor a título póstumo al Duque de Feria o que hagan a Potxolo ministro de Trabajo. No digo yo que no tenga mérito sacarte una oposición par defender el orden y luego pasártelo por el arco de triunfo situado justo debajo de la bragueta. No es eso. Digo que parece rarillo que a un tipo que le han grabado una conversación en la que anima a sus hombres a redactar actas falsas para cerrar los bares que no son de su gusto le coloque en la solapa el alcalde una medallita por sus sacrificios. Sobre todo porque a mí no me dan ninguna cuando me pongo a dieta. Si querían pagarle los servicios prestados que hubieran hecho una colecta para un huevo Kinder o que le hubieran incluido vestido de uniforme en la próxima gira de los Village People. No me digan que no es una ciudad rara. Cuando se destapó la grabación del oficial Antolínez, los hombres de Gallardón, sin ningun TJ que mandar al tejado, eso sí, se pusieron a ello. De forma súbita se dijo que se iba a abrir una investigación ¿A quién? ¿Al oficial por invitar a que se incumpliera la ley? Qué cosas tienen. No señor. A quien lo había grabado. Eso, al parecer, era lo grave. Es decir, el delito no era la barbaridad que se decía dicha por quien la decía, un jefe de policía, sino que se pudiera haber escuchado en una radio. Por supuesto, casi dos años después de aquello se le concede esta merecidísima laureada a este ejemplar servidor público. Jamás debí dejar el alcohol. Así por lo menos tendría algún culpable a quien responsabilizar de estos delirios.

1 comentario:

paredes dijo...

Eso lo hace el adalid del viaje al centro.Al centro de corrupción.

Hay que ser ingenuo para confiar en este veleta de la política.Es más peligroso de lo que parece este menda.