13 de junio de 2008

MEDALLAS PARA ESPE

De siempre, Madrid ha sido el ornitorrinco de todas las autonomías. Es decir, rara, rara, rara. Se sacaron de la manga una bandera, que hasta las propias instituciones no pocas veces colgaban al revés, encargaron a un filósofo la letra de un himno que parece salido de una noche de farra, improvisaron un Parlamento y hemos tenido hasta tres presidentes. De todo eso se cumplieron ayer veinticinco años. Con motivo de esa grandiosa efeméride del nacionalismo madrileño, cuyo único hecho diferencial, por fortuna, es la composición del cocido y la ingesta de zarajos, se colgaron medallitas que es algo que gusta mucho a ciertos políticos. No sé muy bien qué méritos contrae alguien que no se baja del coche oficial, no soporta atascos, le dejan a la puerta del curro, le recogen, no abona una comida, tiene médico propio, va gratis a los conciertos y ni siquiera tiene que pedir suelto para la máquina del café porque el ordenanza se lo lleva al despacho. Digo qué méritos comparados con quienes aguantan mal que bien que tarde el tren de cercanías, que les den cita a dos años vista para que les operen de la vesícula o tienen que dormir dos noches al raso para tener una plaza en una guardería. Ya sé que serían millones de medallas a repartir pero se supone que para que te las concedan te las tienes que ganar. Espe renunció a la suya. Bueno, no tanto. Ha venido a decir que se la guarden hasta que deje de gobernar. Se la podrían introducir en un huevo Kinder para mayor sorpresa de la homenajeada. Los pelotas que rodean a la marquesa-presidenta se pasaron en sus prestaciones y cambiaron las normas que impedían darte la dichosa medallita si aún estabas en activo. Eso sí, les pillaron y Espe se vio en la tesitura de la renuncia envenenada por la envidia mientras veía cómo se la ponían a Gallardón en la solapa. Con lo bien que le hubiera quedado a ella con la peineta y la mantilla. No sé si saben que ella sigue en su espiral de macarreo galopante. Al ¿qué tal troncos? reciente ha sumado la hazaña de encararse con pacientes (y nunca mejor dicho) de hospitales que reclaman que la sanidad siga siendo pública. La señora marquesa, junto al figurín y guapísimo consejero del ramo, el jovenzuelo Guemes que creo que ya se empieza a merecer, él sí, una semblanza individual por mi parte, increparon a los ciudadanos. Espe les acusó de estar cobrando dinero por protestar. Ese es el concepto que tienen estos individuos de las opiniones ajenas. Tú eres un ignorante que no tienes criterio propio sino uno que te imponen a golpe de euro para estropearme los bonitos planos que me saca Telemadrid. Por estos y muchos méritos más que requerirían una tesis más que un artículo esta señora también se llevará una medalla. Manda huevos (Trillo dixit).

2 comentarios:

Margarida dijo...

Yo desde que le dieron una medalla en Galicia a Cascos por su gestion ante el Prestige....casi me parece un insulto el hecho de recibir medallas..eso s� aqui el paisano David Cal que repita en Beijing.

paredes dijo...

Oigame,parece toda una política la nena.Hay que ver como masca chicle ante la adversidad, y cómo torea .

Y qué decir del alevín que lleva al lado.Tiene porvenir el menda.Como a su jefa, se la refanfinflan las protestas.Ellos a lo suyo.