3 de mayo de 2008

UN OFICIO DE RIESGO

Es posible que no lo sepa pero escribir es un oficio de riesgo. Es decir, que mientras usted bosteza o se rasca los atributos en tanto lee este magistral artículo yo me estoy jugando la vida. Qué bonito. A ver si así hay manera de que valore la inmensa suerte que ha tenido de haberme conocido. Alguien tenía que decirlo. Un estudio de una agrupación de consumidores ingleses concluye que los teclados de los ordenadores contienen más bacterias que las tazas del váter. Por no hablar de las mierdas que tiene que leer uno. Y además no saben lo que se tarda en escribir con manoplas. En suma, un desastre. Justo ahora que estaba inmerso en un proceso creativo sin precedentes para acabar mi próxima novela me entero de esta desgracia. Por lo menos tendré que perder un par de semanas mientras me crecen las uñas para aminorar los riesgos de infección. Y lo peor es que debe ser cierto. Sin necesidad de ningún documento científico yo mismo he extraido casi una bolsa de cáscaras de pipas del mío y hasta llegué a encontrar entre las teclas una anilla de un bote de Mahou. Más sorpresas que un huevo Kinder. No sé si ponerme a ello y tratar de emular las habilidades al piano del degenerado de Errol Flynn. Cuentan que cuando se cocía gustaba de sacarse la minga y aporrear el teclado. Desde luego como músico no sé si daba la talla, como copulador tampoco pero valiente era un rato habida cuenta que el piano tenía tapa y las vibraciones propias del aporreo debían de ser morrocotudas. Ya me entienden. En caso contrario, gustosamente les remito al bonito cancionero de mi infancia. En concreto a aquel estribillo que decía 'no hay dolor más doloroso ni dolor más inhumano que pillarse los cojones con la tapa de un piano'. Como ven, en mi barrio se bebía mucho en general y de la fuente de los clásicos en particular. Empero, el problema de usar esta técnica Flynn alternativa en su aplicación al teclado informático es que toda la sangre necesaria para el bombeo testicular se descuenta del riego cerebral y, por tanto, puede que des a la tecla con brío pero que no tengas nada que contar. Otra opción es que dejara de escribir y me buscara de una vez por todas un trabajo, pero bien pensado, casi prefiero que me carcoman los muñones las bacterías. Además me iban a echar de menos. Digo ustedes, no las bacterias.

3 comentarios:

paredes dijo...

Ya queda poco para que podamos cambiar de ordenata y,si el bolsillo nos lo permite, comprarnos uno sin teclado.Obedece con la voz...como los perros.

Eso sí, pillará las bacterias propias de la boca.

Margarida dijo...

Y tanto Germ�n!! que te echar�amos de menos.

Diana dijo...

Hola.
Otra vez yo; ya te dije que iba a seguir leyendo.
Mira, te pido por favor que no aporrees las teclas del piano con ella, si tienes la imperiosa necesidad de aporrear algo con tu " hermanita", aporrea las teclas del portátil, la tapa es más pequeña y los daños será por lo mismo más leves.
Sería una putada que además de quedadte sin las uñas, te quedaras sin la de..., bueno, sin ella.
Venga chico, graciñas por tus reflexiones, te mandddo un biquiño desde Coruña.
Diana