Luego decimos que si la educación es nefasta en España. No sé si será por el consuelo del mal de muchos pero miren en México y reconfórtense amigos. A un niño le han tenido que despegar con serrucho del cabecero de la cama al que había adherido la palma de su mano previamente untada en cola superglue. Su objetivo era no volver a clase. La madre fue a despertarle y se encontró al zagal agarrado cual ministro saliente a su silla del Consejo. Cual Magdalena Álvarez al morro del AVE. Tiró y tiró pero el nene allí seguía amarrado hasta que los servicios de urgencia le liberaron muy a su pesar. A saber qué clases tenía el pobre manito. Si ya es difícil aprender logaritmos imaginen que la clase te la imparten con el acento de Cantinflas. Ni con traducción simultánea. Un infierno. Por no hablar de la hipótesis de que tengas que glosar en Historia la figura enorme del estadista español que acuñó con acento de Tijuana el ya legendario 'estamos trabajando en ello'. Pobre chaval. Yo que él me hubiera untado las dos manos e incluso, si me apuran, hasta el pito. De ahí siempre da más grima estirar. Y mucha más que te acerquen un serrucho, claro está. Yo era más de hacerme el pachucho sobre todo después de comer para evitar así la gimnasia. Parece mentira que conserve una anatomía tan escultural con la de veces que me salte el potro y el plimton y no digo por encima. Valga en mi descargo que mi profe no era licenciado en Educación Física ni tenía máster alguno en nutricionismo ilustrado sino que era más de morcilla de Villarcayo y sargento de los paracas del Ejército franquista. Ahora se lo explican ¿a qué sí? De sus capones y restriegue de patillas nacimos muchos antifascistas. Qué hijoputa. Y ahora va uno al 'gym' a diario. Para que luego digan que soy un resentido.
Vence Trump, gana la desinformación
Hace 3 semanas
8 comentarios:
Pues mira tu... No voy al gimnasio, soy mexicano y hasta donde recuerdo el único otro ser humano capás de hablar como Cantinflas no era mexicano sino argentino y se llamaba Ernesto Guebara... Le decían el Che, para más referencias.
Y la educación española ha producido gente como Aznar, así que tampoco es para vanagloriarse de mucho
Veo que la suspicacia es una pandemia universal. Pensé que el humor también podría serlo, pero lamento que no sea así. Saludos a México y, en todo caso, gracias por su amable visita. Si se ha sentido ofendido lo atribuyo sin duda a mi incapacidad.
Resentido!!!.
En mis años escolares había un tal D. Francisco (Francisquillo) que nos corría por todo el recreo llamándonos "hijos de puta" esgrimiendo un palo de escoba al cual previamente le había sacado punta. Como te pillara (era difícil que lo hiciera) tenias que tener asumido que te iba a apuñalar en el "coco" con la susodicha arma punzante de una manera salvaje. También hay que decir que a mi nunca logro alcanzarme, pero si a compañeros míos. Pobrecitos, como lloraban/amos y no teníamos mas de 9-10 años. Que hijoputa.
Perdonar, me ha venido el recuerdo cuando he leído a Germán y sus historias en clase de gimnasia.
Un abrazo
Qtc
El mano es menos fino que Cantinflas.
Querido Germán, qué pena que algunos no capten tu maravilloso sentido del humor...hay cada carca por ahí. A mi me encantan tus artículos, lo primero que hago cada mañana es ver lo que has escrito para empezar el dia alegre y fresca como una rosa (bueno un poco marchita a estas alturas de la vida...) Besotes, M.
Muchas y sinceras gracias. Siento haberme metido otra vez con el Rey pero sé que sabrás convivir con nuestras discrepancias. Por cierto, el robor existe aunque, imagino, que no es tangible sino un servicio informático más. Saludos.
Joder, ¡que recuerdos!. Yo una vez en el instituto, para la Gimnasia teníamos a Agustina, una antigua gimnasta que había estado en la sección femenina. Era lo que se puede decir una hija de puta. En una clase me caí y me hice un esguince, pues me hizo seguir corriendo toda la hora... decía que éramos unas débiles.... era más mala...
Un besote
Querido Germán, tu te puedes meter con "mi" rey las veces que haga falta que yo saldré a su defensa... Besotes, M.
Publicar un comentario