Cómo está el mercado laboral ¡Jesús, María y José! Nunca mejor dicho. El Papa ha abierto un expediente de regulación de empleo en el Belén del Vaticano y se ha cargado, por el momento, a la mula, al buey y a la cuadrilla de pastorcillos. Por no haber no hay ni portal. No es que haya recalificado los terrenos algún cardenal poco confiado en que su reino no sea de este mundo. Qué va. Dice Benedicto que el niño nació en la carpintería del padre y que, como animal de compañía, de tener alguno, acaso tenía un canario. Y si el Papa lo dice por algo será. Con esta política de minimalismo belenístico no es descartable que los Reyes ni aparezcan y tenga que pedir San Jose por catálogo al Toys 'R' Us el oro, el incienso y la mirra. El Papa se acoge a la Biblia fetén y no a los evangelios apócrifos pero lo cierto y verdad es que, con los años, los belenes han crecido de tal manera que más que al alumbramiento del Mesías parecen que van a un Madrid-Barça o a una manifestación por la unidad de España ahora que hasta el Rey se ha despertado para pedirla. Lo que sí han crecido una barbaridad son los romanos ¿no se han fijado que en muchas ocasiones son tan altos o más que las torres del castillo de Herodes? ¿o que algún cisne, por su tamaño, podía zamparse de dos bocados un cordero? Absolutamente desproporcionado. Como el niño Jesús que Espe Aguirre ordenó quitar de su Belén. Otro despido más aunque este procedente ya que el nene tenía más bigote que Iñigo. Yo soy más de Belén viviente. Para empezar uno tiene cerca a los camellos sin tener que llamarles. Lo digo por si a alguien le da por fumarse la mirra y sacarla así algún provecho.
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Hace 3 semanas
2 comentarios:
Con lo mono que quedaba eso de: "A Belén pastores...."
Me temo que al pasar a la situación de parados, más de uno se va a metamorfosear en camello.
Paredes, y bien que hacen porque esa es la manera de hacer dinero...como camello o puta de alto standing además te conviertes en personaje literario y pasas a la historia! No como nosotros, pobres maestros/as o guías turísticos... Besotes, M.
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